jueves, 25 de junio de 2015

Una mañana en Huamachuco

Amanecía en la ciudad de Huamachuco, Trujillo. Los primeros rayos de sol aparecían junto a un aroma de fútbol infantil en dicho pueblo. Mientras las madres de los pequeños preparaban el desayuno que haría que sus retoños rindieran al 100% en el campo, los padres, llenos de entusiasmo, levantaban con arengas a aquellos niños que habían esperado con tantas ansias que llegara ese momento.

Horas antes del mediodía, ante la mirada atónita de algunos infantes, aparecía un bus cubierto de un color blanco aperlado, cuyo destino era el estadio principal de Huamachuco, en donde se llevaría a cabo el evento deportivo. Aquel bus llevaba inscrito las palabras “Universidad San Martín de Porres”, y al interior suyo estaban nada menos que los integrantes de las divisiones menores  del equipo de fútbol universitario. Los que aún no se enteraban de la noticia comprendieron en poco tiempo que el club había llegado para medirse frente a combinados infantiles locales, entre ellos, el Héroes de Huamachuco.
Nuestro pequeño protagonista se calzaba los botines con una cuota doble de entusiasmo, pues no solo iba a tener la oportunidad de jugar en el Héroes contra un equipo de la capital, sino que también había logrado, por medio de su progenitor, probarse post-partido en el cuadro limeño.

Las impresiones que tuvieron los ojeadores capitalinos de aquel muchacho fueron sumamente positivas, no solo había tenido un desempeño regular en el encuentro, sino que, en las pruebas, rindió más de lo que se esperaba. Los ruegos del señor Cueva rindieron frutos, y uno de ellos fue el pasaje con destino hacia la capital para su hijo: había ingresado al club.

La despedida entre estos dos personajes fue, como es de suponer, nostálgica y dolorosa. Era difícil para aquel niño separarse del hombre que cada día alimentaba sus esperanzas de llegar a ser un jugador profesional, pero el momento había llegado y el recuerdo más grande que le dejó fueron sus lágrimas llenas de esperanza. Era hora de partir.
En Lima la vida es distinta. El clima era a veces menos frío que el trato de la gente, y el pequeño tuvo que aprender a adaptarse a esa y otras cosas más. Como sea, fue creciendo en fuerza, estatura y madurez, lo cual le permitió que en el 2008, debutara oficialmente en la Primera División en el club que lo había fichado un par de años antes en su tierra natal.

El orgullo de su padre palpitaba en el corazón del muchacho, y razones le sobraban: la Universidad alcanzaba el título nacional por segunda vez en su historia. Y en 2010, fue pieza clave en la obtención del tercero.

Un día la nostalgia tocó a su puerta, estaba vestida con un traje de Marinera y llevaba por nombre Universidad César Vallejo, de Trujillo. Sí, la vida le ponía al frente una oportunidad que le permitiría estar más cerca de los suyos, y la aceptó. Pero algo había cambiado en él, quizás era la rebeldía de la juventud lo que generó que el club lo despidiera por una supuesta indisciplina.
Ya en casa y con algo de tiempo para meditar las cosas, recibió la oferta que representaría otro cambio radical en su vida. Esta vez ya no era un equipo limeño, sino uno internacional: Unión Española de Chile quería hacerse de sus servicios, y el salto al extranjero era la oportunidad que tanto esperaba. Para hacer corta la historia, ese mismo año salió campeón en el país sureño, pero eso no era todo, algo más grande estaba a la vuelta de la esquina: el salto continental.

El Rayo Vallecano español puso sus ojos en el huamachuquino, sin embargo, militó en el conjunto ‘B’ del cuadro ibérico, y estés en el país que estés, ser parte del ‘B’ no llena expectativas. Así lo entendió él cuando decidió firmar contrato con un histórico del país que lo vio nacer: Alianza Lima. Su historia en el club ‘blanquiazul’ es conocida, tanto que hoy es un referente del primer equipo, y sus actuaciones en dicho club lo llevaron al punto final de nuestra historia.
Si usted es peruano y conoce del tema, comprenderá que cuando hablo de “actuaciones”, no hablo exclusivamente de las buenas, sino también de las que te pueden destruir la imagen. Un incidente extradeportivo mantuvo en vilo a todo Huamachuco, pues el entrenador de la Selección Peruana de Fútbol, el argentino Ricardo Gareca, aún  no entregaba la lista de los convocados al evento deportivo del año en Sudamérica, y no se sabía si nuestro personaje principal viajaría con el equipo. En las horas previas a la entrega de la nómina, la cabeza del rioplatense contenía una duda importante: llevar a aquel muchacho habilidoso que protagonizó un hecho lamentable con su equipo, o dejarlo y que aprenda la lección.

Entonces, desde el corazón de padre de Don Ricardo surgió esta respuesta en conferencia de prensa: “Todoslo condenaron, pero yo no lo haré”.
Esas palabras encendieron y le dieron vida nuevamente al niño que entonces, se convirtió en un hombre.

El resto de la historia, ya la conocemos…

***

Este domingo muchos la pasamos junto a la persona que formó gran parte de lo que somos hoy en día. Y digo “persona” porque en muchos casos no es un hombre, a veces es un tío, un abuelo, un hermano mayor, y hasta una madre. Lo importante es reconocer diariamente en ellos al ser que alguna vez nos cargó en sus hombros y nos hizo sentir por primera vez que somos capaces de lograr nuestros más grandes anhelos. Un día antes de aquella mañana de fútbol en Huamanchuco, un hombre abrazaba con sueños de esperanza a un niño llamado Christian Cueva, mientras le transmitía la seguridad que necesitaría para viajar en ese bus de color blanco aperlado a Lima. Hace casi un mes, un argentino decidió quitarse el buzo de trabajo y pensar como un padre que perdona muchas veces la malcriadez de su hijo, y hoy podemos ver el resultado de dicha decisión.

Algún día una pequeña mano me despertará de la cama, entonces me daré cuenta que crecí y que la vida ya no es como antes, que esa pequeña mano lo cambió todo.  Caminaré a mi computador y leeré esta historia, y ruego a Dios que sea antes del primer día del jardín de niños, de un examen final, de una graduación, o de una mañana con aroma a fútbol infantil.




Te dejamos con un StoryMap con la carrera del '8' de la Selección Peruana, los clubes y los lugares por los que se paseó su habilidad.

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