“Han contratado un técnico de equipo chico”, “su mejor
jugador está más concentrado en el Mundial que en el club”, “van a contratar
tantas figuras que no van a saber ni cómo engranarlos en el campo”. Cada
motivo, cada palabra era un puñal para quienes alguna vez ganaron todo lo que
se podía ganar.
Pero en el fútbol, como en la vida, uno tiene que decidir si
va a pasársela todo el tiempo sacando los balones de su arco, o si va a ponerse el equipo y la circunstancia
adversa al hombro; ellos hicieron lo segundo.
Berlín fue testigo del renacimiento del FC Barcelona, que no
tuvo que esperar décadas para volver a la cúspide de un continente entero, y por
qué no, del mundo. Juventus tuvo una tarde digna, pero a veces ser digno no
alcanza, y hace falta ser idóneo para algo si se desean obtener resultados como
el del sábado, y los catalanes lo hicieron: 3-1, quinta Champions de su
historia y boleto para Japón en diciembre.
Al final, en la zona VIP del Olympiastadion, Xavi Hernández levantó la
‘Orejona’, y el honor, y el respeto…títulos que valen más que un trofeo bañado
en plata, porque una conquista queda en los libros de historia, pero un legado
de valores y superación permanece para siempre.
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