jueves, 16 de abril de 2015

Sírvame la Copa rota

Ya lo habíamos dicho en el post anterior: a nivel continental, o se hacen bien las cosas, o no se hacen. Era una pena ver a Sporting Cristal yéndose con las manos vacías luego de haber perdido solo un partido de la fase de grupos de la Copa Libertadores. Al equipo rimense le cobraron factura los puntos regalados tanto en casa como en Paraguay y Venezuela. Pero la historia de Juan Aurich pintaba para otra cosa. Se supone que era una historia diferente, para el hincha chiclayano era un disparate pensar en la derrota frente al equipo ‘C’ de los Tigres mexicanos. Al final, fueron los dirigidos por Roberto Mosquera los ‘tigrillos’ de la jornada, y lo que parecía un equipo sub-alternativo, término generándole un dolor aun mayor que el 3-0 recibido en la primera fecha por el combinado ‘A’.
 
 
Tigres derrotó por un marcador de 5-4 al equipo chiclayano.
Fuente: Líbero

Las declaraciones de Roberto Mosquera post-partido, evidenciaban el momento oscuro que le tocaba vivir a un ‘Ciclón’ reducido a una brisa, de esas que se lleva el viento y nadie recuerda con el pasar de los años. Aurich es consciente de que pudo haber realizado una campaña histórica. El simple hecho de eliminar a un River Plate (que valgan verdades, no merecía estar en los octavos) significaba el conseguir algo inédito en la historia de la competición. Pero en este tramo final, pareciera otra vez que la historia está peleada con nuestro balompié. Y es que el sub-campeón peruano podía introducirse entre los 16 mejores aun perdiendo, debido a la diferencia de goles entre peruanos y argentinos. El marcador en Buenos Aires reflejaba un 2-0 que hacia llorar a los ‘Millonarios’, pero por esas cuestiones que uno desconoce, Teófilo Gutiérrez marcaba el 3-0 definitivo, y para colmo de males, un ‘felino’ devoraba la ilusión de todo Lambayeque y Perú, dándole vuelta al resultado y logrando un 5-4. No hay más que decir, el fútbol tiene estas cosas.

Y si, quizás algunos decían dentro de sí: “Ya está. De todas formas, si pasaban los eliminaba o Boca Juniors o Corinthians”. Pero al fin y al cabo, al peruano le hubiese gustado eso ¿no? La ilusión. Esa que te genera el saber que un representante de tu tierra está dando que hablar a nivel sudamericano, de saber que ‘sí se puede’. En ese caso ¿Qué más da? ¡Que los diarios vendan las portadas que quieran, y que los ‘miserables’ de Markarian opinen lo que se les venga en gana! Mientras el fútbol nos siga vendiendo emociones, será el mejor negocio de todos.

Pero no hay que irnos muy lejos en cuestiones que suponen la imaginación. Volvamos a despertar y vayamos a nuestra realidad, que sí, ha mejorado, pero a la que aún no le alcanza para revivir la campaña celeste del 97’, o la de Real Garcilaso en 2013. Eso sí, no seamos conformistas y nos quedemos en lo mismo. Propongámonos subir un escalón a nivel de competitividad local antes que a nivel internacional. Porque el estilo que mostró el cuadro de Daniel Ahmed en el campeonato pasado (que lamentablemente fue poco visto en esta Libertadores) supone el inicio de una evolución futbolística que puede dar grandes frutos si todos mejoramos a la par.

No hay equipos peruanos en los octavos de final. No es la primera vez que sucede, pero a algún personaje genial como Einstein se le ocurrió inventar la frase: “Si quieres resultados distintos, modifica las variables que te llevan al fracaso una y otra vez”. Hoy ya no hay matemáticas que puedan salvar a chiclayanos y limeños, pero no hay que bajar la cabeza, que lo que mostraron ambos elencos a lo largo de la Copa sea una lección de lo que hay que mejorar para el futuro.

Así, ni la fiereza de un ‘Tigre’ ni el poder de los ‘millonarios’ nos sacaran de carrera.





No hay comentarios:

Publicar un comentario